Rachel Valdés nos invita a dialogar con paisajes modificados, monumentos al olvido llenos de patrones, reflejos, repeticiones, distorsiones de formas rectangulares con enormes profundidades, donde el punto de fuga creado de líneas rectas de extremo a extremo, se apodera como un imán de la vista del espectador. Estos paisajes modifican la percepción establecida de lo que creemos conocer, aportando concepciones iconológicas que conceden al primado absoluto la inmersión en una experiencia subjetiva.