Ricardo Cárdenas
La obra de Cárdenas constituye un logro sobresaliente de la escultura colombiana de los últimos tiempos. Su trabajo profundiza en nuestra relación con la realidad y apela a todo lo que en ella es susceptible de convertirse en forma: línea, color, volumen y textura. Su intención más clara es objetualizar la línea, en el sentido de darle cuerpo concreto a lo bidimensional. Asimismo, constituye su medio fundamental de creación, y es gracias a esto que logra crear los planos, volúmenes, formas y espacios que articula mediante precisos cálculos estructurales.
Sus obras son construidas con varillas metálicas, alambre y soldadura; materiales que reiteran el concepto de escultura no estable, sin embargo, en ciertas ocasiones ha cedido el paso a formas más etéreas y livianas que permiten al observador apreciarlas y atravesarlas visualmente. De esta manera, Cárdenas transforma la materialidad de los elementos con los que trabaja: lo que por naturaleza es rígido logra un movimiento orgánico; lo que es pesado, da la impresión de levedad; y lo que es áspero, adquiere una suave textura. En aquellas obras realizadas con manguera de poliuretano y zuncho plástico, el grado de liviandad y transparencia se multiplica y la línea se transforma en una composición de mayor dinamismo que, en la mayoría de los casos, nos remiten a elementos orgánicos como nidos de aves, nubes, manglares o humedales.
La naturaleza ha sido siempre el motivo de sus reflexiones artísticas. A pesar de que cierta voluntad figurativa es transversal a su obra, prima el gusto por la abstracción y el deseo de dar prelación a la forma. Son obras que incitan la curiosidad sobre su interior y su contenido, así que estimulan la imaginación y la guían hacia infinitas posibilidades. La mayoría son estructuras abiertas, logradas por la suma de distintos módulos rectangulares orientados con aparente aleatoriedad, pero distribuidos con tal cuidado que entre uno y otro el espacio y la luz se complementan. De igual forma, las sombras y brillos que se proyectan sobre sí mismo y las áreas circundantes, enriquecen y prolongan horizontal o verticalmente la obra, otorgándole la impresión de que ésta puede crecer indefinidamente.
“Intento representar la forma en como los impresionistas pintaban: mediante una acción libre y espontánea. Cuento con infinidad de piezas de diferentes colores, formas y tamaños, que me permiten tomarlas y ubicarlas de diferentes formas, para finalmente crear la obra escultórica de manera instintiva”, manifiesta Cárdenas.