En un país devastado por la violencia, la guerra contra el narcotráfico ha dado lugar a una proliferación de sustantivos formados desde la banalización sustancial del vocablo narco-, produciendo uno de los fenómenos lingüísticos más impactantes en los últimos tiempos. De la definición de narcótico como sustancia medicinal o psicoactiva que produce un efecto depresivo en el sistema nervioso central, se pasó al formante narco- como abreviación de los sustantivos narcotráfico y narcotraficante. Y de allí, a un elemento compositivo autónomo que cuando se fusiona con otras unidades semánticas, forma palabras nuevas; mutaciones del lenguaje que permiten nombrar una realidad compleja y violenta.
En esta transformación lingüística la prensa tuvo un papel fundamental. Enunciados que contenían palabras como narcopolítica, narcoterrorismo, narcoguerrilla, narcoestado, narcomensajes, narcomilitares, narcobomba y demás, empezaron a aparecer en periódicos. Y con ellos, el establecimiento de un juego donde los medios se encargaron de señalar de manera sarcástica, la infiltración del narcotráfico y su cultura en todos los ámbitos de la sociedad. El narcolenguaje, entonces, se convirtió en un fenómeno social y en una evolución léxica con creaciones metonímicas y metafóricas que apelaban a los conocimientos e imaginarios de los lectores.
Perpetual, la reciente exposición del artista colombiano Camilo Restrepo, profundiza en la proliferación de esos neologismos, y hace un análisis del estado del presente. En 2021, el periódico El Tiempo publicó 2182 palabras con el prefijo narco-. Mediante el seguimiento sistemático de la publicación, Restrepo ha configurado un registro visual del paso del tiempo que llamó PERPETUAL narcoCALENDAR. Un calendario suspendido que es a la vez dibujo y documento; un sistema circulatorio que conecta las narcopalabras que aparecen y desaparecen en un círculo cerrado que se repite y se potencia infinitamente. Este eterno retorno vicioso, también apunta a las situaciones negativas que se refuerzan y perpetúan entre sí, y que resumen el fracaso de la guerra contra las drogas.
El dibujo tiene dos caras: una de las ellas contiene los nuevos sustantivos que fueron extraídos del medio en una progresión cronológica y conectados por mangueras que siguen un código de color. En la otra, las repercusiones ocultas del narcotráfico aparecen en la forma de una representación casi infantil de la violencia donde la sangre es negra y los “moco e´pavos” (alteregos caricaturescos de Restrepo) son torturados por artefactos que mueven armas por todo el dibujo a través de poleas. La instalación de hojas de papel permite doblarse, transportarse y traficarse. Cada mes doblado y empacado es también una paca de coca, con lo que se cierra ese eterno retorno donde las infinitas repeticiones de lo mismo, de lo otro, dan cuenta de todo cuanto se crea y se erosiona en un mundo cuyos engranajes responden a lo criminal.
La instalación está acompañada por dos dibujos de gran formato: Bowling for Medellín y Meracalentura. Ambas se relacionan con los años más violentos del narcotráfico en Colombia. La primera pieza hace alusión a la famosa bolera “Acuario”. En la década de los 80s, un punto caliente donde los jóvenes de todos los estratos sociales se mezclaban con narcos y sicarios (asesinos jóvenes a sueldo). En el dibujo aparece Pablo Escobar, junto a asesinatos, explosiones, imágenes encontradas en búsquedas en internet y textos escritos a mano que contienen historias vividas o cercanas al artista que son trasladadas al papel y después sometidas a un proceso simultáneo de deterioro y reparación.
En Meracalentura, la Hidra de Lerna, un monstruo acuático en forma de serpiente policéfala que guardaba una de las entradas al inframundo, representa el sistema del narcotráfico. Como la Hydra, a quien por cada cabeza cortada se le regeneraban dos; por cada capo de la droga que es capturado o dado de baja, le siguen varios, cada vez más voraces y violentos. La escena, que es un pandemonium, está habitada por otros personajes que recrudecen la furia de las imágenes. Restrepo construye un dibujo que habla de la ruptura del tejido social de una nación, de los efectos devastadores sobre el medio ambiente de la guerra contra las drogas, y las consecuencias psicológicas de una vida permeada por el caos y el dolor que esta produce.