La pintura, siendo el arte de hacer marcas sobre una superficie, es para el hombre una necesidad genética, tan esencial, tan básica, tan arraigada a su condición humana para comentar sus vivencias, como lo es la necesidad de cantar una canción. La hemos ejercido desde la remota antigüedad en épocas prehistóricas, en las cavernas de Altamira, y no va a desaparecer porque algún Duchamp o algún crítico neoyorquino decidió que había pasado de moda. La pintura, junto a la literatura y la música, son las herramientas más eficaces, poderosas y conmovedoras que tenemos para comentar nuestras experiencias y, con ellas, dejar un documento, por frágil que sea, de nuestro paso por este mundo.
Sirva esto como preludio a la razón de ser de mi pintura figurativa y abstracta. Yo encuentro que las milenarias técnicas del dibujo a lápiz y la pintura al óleo, siguen ofreciendo al artista visual las más amplias posibilidades para comentar el extraño fenómeno de la vida y la existencia, y son las que me permiten la mayor amplitud para discantar sobre las inquietudes y las obsesiones humanas como el poder, la guerra, el amor, el sexo, la soledad, el dinero, la belleza, la evolución, la religión, la falsedad, la soberbia, la corrupción, la sabiduría, el engaño, la esclavitud, la historia y la muerte. Todo esto lo intento comentar en mis cuadros y dibujos a mi manera, no como seguidor de modas. Y creo que el artista debería poder decir: “yo tuve la suerte de saborear la existencia, y en ese corto lapso, esto fue lo que ví.”
En mis pinturas y dibujos, los rostros animales, animaloides o humanos, hablan del enigma que hay detrás de los organismos reales o imaginarios durante la evolución de la vida en nuestro planeta y, quizás, en otros mundos por descubrir. Las selvas y paisajes son comentarios que el cerebro produce espontáneamente. Allí está el encanto y la importancia del dibujo y la pintura: son ideas que brotan del cerebro y que la cámara fotográfica, que supuestamente reemplazó a estos medios, es incapaz de producir. Los interiores del taller, por otro lado, evidencian un orden abstracto, geométrico, o su antítesis, el caos; temas que han intrigado al hombre desde su inicio y cuya existencia aún perpleja tanto al artista como al científico.
Obras
Artista
Juan Cárdenas
El trabajo de Juan Cárdenas Arroyo trasciende las convenciones artísticas al explorar la complejidad de la figura humana y su relación con el espacio y el tiempo. Su obra se distingue por una riqueza técnica, producto de su destreza en el manejo del color y su virtuosismo como dibujante. En 1965, después de formarse en la Rhode Island School of Design en Estados Unidos, regresó a Colombia, donde inició una carrera multifacética que lo llevó desde el mundo del periodismo, como caricaturista en medios como El Tiempo y La República, hasta el ámbito académico, como profesor de pintura, dibujo y anatomía en la Universidad de los Andes.
En 1973, realizó su primera exposición individual en el Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), marcando el inicio de una prolífica carrera artística. Fue en 1974 cuando, al obtener el Premio Nacional de Pintura en el XXV Salón Nacional con un autorretrato, consolidó su posición como una figura destacada en el panorama artístico colombiano.
A lo largo de su vida, el trabajo de Cárdenas ha sobresalido por su capacidad para fusionar diversas corrientes: desde el cubismo hasta el impresionismo, y desde el arte abstracto hasta el figurativo, creando obras únicas que desafían las categorizaciones convencionales.
Su obra, centrada en la figura humana, refleja una profunda autorreflexión, utilizando su propia imagen como lienzo para explorar temas de identidad y distanciamiento. Cárdenas también ha incursionado en la pintura de paisajes urbanos y rurales, mostrando una habilidad excepcional para capturar la esencia y el carácter de los entornos que habita. Su trabajo se caracteriza por una meticulosa atención al detalle y una profunda sensibilidad hacia las complejidades de la experiencia humana.
Como resalta el historiador Germán Rubiano Caballero “En sus mejores dibujos y pinturas, Cárdenas asume la actitud del discípulo fiel que sigue el ejemplo de los maestros, desde Miguel Angel hasta Degas, y que sólo quiere hacer "estudios" de sus obras. Empero, el artista no sólo estudia, sino que crea un trabajo magistral en el que se entreveran figuras varias de la historia del arte, en la más extraordinaria sincronización del tiempo (...) Juego de apariencias, apariciones y reflejos, su trabajo alude a lo efímero, a lo fugaz y contingente”.