El cuerpo de trabajo de Vanessa Gómez se construye en torno a la reflexión sobre los oficios, en particular sobre las técnicas de tejido tradicional latinoamericano, que representan un ejercicio de resistencia frente a los ritmos apresurados de la vida y de la producción en la contemporaneidad. Su obra involucra desarrollos en telar y de costura donde la repetición, el ritmo y el orden contrastan con las imprecisiones de los procesos mecanizados, reflexionando sobre la relación entre las personas y la tecnología.

El tejido, protagonista en su obra, no solo tiene una relación poética con la estructura utópica de la sociedad, sino que está directamente relacionado con el territorio y por consiguiente con los recursos derivados de la naturaleza. Sus piezas son un homenaje al trabajo manual realizado por tejedores y tejedoras que enaltecen la tradición textil y realizan su trabajo de manera consciente y responsable con el medio ambiente.

Pero no únicamente es la técnica la protagonista en la exploración artística de Vanessa Gómez. Su escogencia de los materiales es fundamental para acercarse a sus preocupaciones. El crin de caballo, las plumas, el algodón, el nylon, el hilo, el fríjol, son todos elementos que guardan relaciones profundamente complejas con los territorios y sus comunidades. Estos elementos nos hablan, a través del trabajo de Vanessa, de cómo nos relacionamos con nuestro entorno.

“He estado interesada en el proceso textil y en el ejercicio meditativo de tejer. Las ideas salen de la técnica misma que está ligada a una cultura, a un territorio. No hay una intención en irme por lo indigenista, sino acercarme a las personas a través del oficio, de mi trabajo. Parte de lo que es bello del tejido es entender cómo está hecho, que no es fácil”