Gasa negra
Cuerpo textil
Esfera grande
El olor a caballo llena el espacio, trayendo a nuestra mente el sudor del animal, el camino, las labores agrícolas y las corridas de toros a caballo. Los trabajos hechos con melena solidifican la sensualidad del pelo del animal en estructuras geométricas; un material que tiene la connotación de espíritu y esfuerzo físico que superan con creces al ser humano y que a pesar de ello es domado para su beneficio. Como hacer una abstracción del uso equino, su pelo se transforma en enormes recipientes, cuencos y cestos capsulares que podrían albergar una persona en su perímetro. La proximidad del tacto se plasma en los procedimientos escultóricos utilizados por la artista, pero también en la referencia del contacto textil y su uso para envolver la piel, la gasa como prótesis de un cuerpo herido y el cobijo que proporciona el tejido tupido del telar.
La especificidad de las obras de esta exposición destaca su contundente apariencia y su decidido formalismo, combinado con sobriedad y un aura misteriosa. Descripciones primarias, distanciando las cosas de un relato que es externo a su constitución y su presencia en el espacio. Y sin embargo, hay conceptos comunes que vinculan la exposición como la curiosidad por la idea del contenedor, el trabajo artesanal como generador de un nuevo material de conocimiento, el uso de materiales orgánicos que a la vez te recuerdan la carnalidad y el asco.
Las plumas de paloma que suelen percibirse con disgusto se ven aquí como elementos de composición manual, parte del entretejido que permite imaginar los dedos del artista jugando y anudando el hilo, sintiendo la suavidad del pájaro, reconociendo que es un regalo de la naturaleza, aunque otros lo desprecian. Las plumas son remanentes de una especie que nos ha atravesado en nuestro desarrollo como sociedad, de tal manera que ha sido domesticada y se ha adaptado al ambiente de la ciudad. Sin embargo, se percibe como una plaga y un agente patógeno. Al juntarlos con el tacto, el artista repara un vacío que había sido creado por repulsión y ahora crea una secuencia de plumas que es como un nuevo órgano, tal vez uno de diálogo.
El pensamiento textil se trata siempre de organización, de buscar formas de transformar la materia en estructura y abrir nuevos caminos para el conocimiento formal de los materiales. Vanessa Gómez pretende traspasar esta posibilidad, traspasando las fronteras del arte, el diseño y la artesanía y fusionando sus alcances para alcanzar metas insospechadas. Anudando la crin a modo de hamaca o secuenciando las plumas como cuentas, transformando el caballo en esfera, tejiendo el palomo en camino, y desplegando la haba en rejilla, las fibras naturales son transformadas por la curiosidad hasta adelgazar sugestivamente y , lejos de traicionar su naturaleza, se encuentran la posibilidad de afirmarse a partir de propiedades poco reconocidas de su sustancialidad. Como cuerpos inéditos, este conjunto de cosas remite a relaciones entre seres, surge de la mediación del artesano con la esencia de estructuras orgánicas que se han relacionado con la sociedad desde el principio de los tiempos. Los pensamientos de Gómez son relevantes en la actualidad y surgen de la curiosidad primaria, de las relaciones que tenemos con otros seres y de los acuerdos, motivaciones y curiosidades que medianan el tejido entre las criaturas y los usos mutuos.
Guillermo Contreras Alfonso