Emma Reyes se ha convertido en una figura icónica en Colombia desde la publicación de "Memoria por Correspondencia" hace poco más de una década. Este libro recoge las cartas que envió a Germán Arciniegas durante entre los años 60 y 70, donde narra sus vicisitudes y recuerdos de infancia. No solo documenta su vida, sino que también llena un vacío en la narrativa colombiana, revelando historias que merecían ser contadas. Sin embargo, muchos desconocen que, más allá de su faceta literaria, Reyes dedicó gran parte de su vida a la pintura, con una producción artística entrelazada con su historia de vida, que abarca desde los años 40 hasta finales del siglo XX.

La vida de Emma Reyes es una odisea donde la realidad supera a la fantasía. Aquellos que la conocieron afirman que las aventuras relatadas en sus cartas palidecen ante las que vivió durante sus viajes por el mundo. Desde su audaz periplo por tierra desde Colombia hasta Argentina en los 40, pasando de ser una artista autodidacta a ser becada en París para estudiar en la prestigiosa academia de André Lhote, hasta su trabajo como asistente de Diego Rivera y Lola Álvarez Bravo en México en los 50, cada etapa de su vida es un testimonio de su espíritu indomable. Viajó por gran parte de la escena artística del siglo XX y se convirtió en una anfitriona clave para los artistas de la diáspora colombiana en Francia, país en el que residió desde principios de la década del 60 hasta el final de su vida en 2003.

Reyes regresó a Colombia en contadas ocasiones, pero su obra fue exhibida en galerías y museos nacionales. Es probable que una mezcla de distancia, género y una predominancia en Colombia durante las décadas de los 60 a los 90 por el arte abstracto no figurativo —el canon artístico defendido por una de las críticas más influyentes del momento, Marta Traba— hizo que, como muchos otros artistas de su época, su trabajo solo encontrara eco en reducidos círculos artísticos, enfrentando dificultades para trascender a nivel global.

Mientras el mundo empieza hoy a descubrir otras facetas de Emma Reyes, presentamos en Colombia la exposición Las caras de Emma Reyes, una selección de más de cincuenta obras de la colección de la Fundación Arte Vivo Otero Herrera, realizadas en su mayoría durante las décadas de 1980 y 1990. Inspirada por sus primeros viajes por los países andinos, su trabajo está impregnado de los procesos de confección de tejidos, la vegetación exuberante y los rostros de los campesinos y poblaciones indígenas de América Latina. Las pinturas de Reyes destacan por el uso vibrante del color y las líneas sinuosas y orgánicas que componen sus imágenes. El arte de Reyes parece decirnos que detrás de lo que vemos, ya sean frutas, verduras, flores, rostros o laberintos, el sustrato que lo compone es igual para todos.