Entre la inocencia y la saturación digital

Alejandro Ospina en La Cometa Miami

10 de junio 2025

Entre la inocencia y la saturación digital

La nueva exposición del artista colombo-británico transforma la galería en un universo de capas visuales, donde el juego infantil y el caos del mundo digital se cruzan para ofrecer una experiencia pictórica.
 

Alejandro Ospina nos invita a adentrarnos en The Kingdom in the Middle, su más reciente exposición individual, que convierte la sede de Galería La Cometa en Miami en un campo expandido donde lo pictórico y lo digital se funden en un diálogo sin jerarquías. En esta muestra —abierta al público del 9  de mayo hasta el 5 de julio de 2025—, el artista colombiano despliega una serie de obras que habitan una zona ambigua donde lo lúdico, el gesto espontáneo y la iconografía social…


En un tiempo donde el arte lucha constantemente contra la obsolescencia visual impuesta por los algoritmos, Ospina logra crear un lenguaje que no rechaza lo digital, pero tampoco se subordina a él. Sus obras parecen flotar entre mundos, operando desde la ambigüedad y el mestizaje formal. Desde esa zona de incertidumbre, plantea una poética singular que ha logrado posicionarlo como una de las voces más originales del arte contemporáneo colombiano.


El caos como método


La propuesta de The Kingdom in the Middle parte de una lógica estructural: la acumulación. Las obras de Ospina nacen del exceso, del ruido visual, del flujo constante de información que nos rodea. A través de un proceso de apropiación de imágenes —extraídas de redes sociales, videojuegos, televisión, memes, noticias o dibujos infantiles— el artista construye composiciones pictóricas que emulan el vértigo de la navegación digital. Cada lienzo es una especie de palimpsesto, una superficie donde coexisten capas de sentido, de historia y de emoción.

A través de la saturación digital, Ospina se lanza a ese mar de estímulos con una actitud casi arqueológica, rescatando fragmentos para reconfigurarlos en nuevas constelaciones visuales. El resultado es una serie de piezas que parecen simultáneamente espontáneas y densamente trabajadas, como si la infancia, la historia del arte y la iconografía de internet colapsaran en una sola imagen.


La infancia como territorio poético


Uno de los gestos más emotivos de la muestra es la incorporación de dibujos hechos por los hijos del artista. La imaginación infantil, entendida aquí como un espacio libre de jerarquías, permite contrarrestar la lógica vertical de las narrativas adultas, digitales y autorreferenciales.

Obras como Magical Thinking/Buenas Noches XII y Magical Thinking Down the Garden Path condensan esta apuesta por lo híbrido. En ellas, formas fantásticas conviven con trazos inocentes, referencias al arte moderno (como las obras de Arshile Gorky o Joan Miró) y signos que evocan interfaces gráficas o paisajes virtuales. Es un territorio de traducciones múltiples, donde lo personal se mezcla con lo colectivo y la infancia es un recurso plástico.

Esta presencia de lo infantil también tensiona la idea de autoría y de genialidad artística. Ospina desborda el ego del artista para construir un proceso colaborativo, afectivo y abierto. La infancia se convierte en una provocación: ¿qué pasaría si el arte contemporáneo se dejara contaminar por la lógica lúdica, impredecible y radicalmente libre de los niños?

Obra de Alejandro Ospina en la exposición "The Kingdom in the Middle", donde se fusionan arte digital, pintura y elementos infantiles.


Técnica y tactilidad en la era postdigital


Si bien el universo visual de Ospina remite constantemente al mundo digital, su trabajo insiste en lo matérico. La técnica que utiliza —una combinación de herramientas digitales con pintura sobre lienzo— lo sitúa en el terreno fértil de la pintura mixta, donde la precisión tecnológica se encuentra con el gesto manual. Cada obra está atravesada por una fisicidad que desafía la imagen plana de la pantalla.

Este compromiso con lo táctil lo emparenta con una generación de artistas que han optado por recuperar el oficio en medio del colapso digital. Sin embargo, en el caso de Ospina no se trata de una resistencia nostálgica, sino de una expansión del lenguaje pictórico. Sus cuadros no rechazan la tecnología, pero tampoco le rinden culto. Están en el medio, justo en el "reino" al que alude el título de la exposición: ese espacio entre dos mundos, donde el oficio y lo algorítmico pueden convivir sin anularse.

La textura de sus obras, su densidad cromática, la superposición de planos y la delicadeza con que cada capa ha sido integrada hablan de un proceso técnico exigente y reflexivo. Lejos del cliché del “artista digital”, Ospina trabaja con una conciencia crítica del medio, y esa conciencia es visible en cada trazo, en cada color, en cada colisión de formas.


Un lugar en el arte latinoamericano contemporáneo


La obra de Alejandro Ospina ocupa un lugar particular dentro del panorama del arte contemporáneo colombiano y latinoamericano. Si bien comparte preocupaciones con otros artistas de la región —como la relación entre imagen y poder o la circulación transmedia de los símbolos— su aproximación estética escapa de las estrategias más comunes.

Ospina no trabaja desde la denuncia directa ni desde la política explícita. Su crítica es más sutil: opera desde el exceso, desde la ironía, desde el colapso. Mientras otros artistas contemporáneos latinoamericanos abordan la historia desde el archivo o el testimonio, Ospina lo hace desde la saturación de signos, desde la ruina digital. Reconstruye, mezcla, reinventa.

Esta singularidad lo ha llevado a consolidarse como un punto de referencia para pensar nuevas posibilidades pictóricas. Su trabajo invita a imaginar un arte que no necesita subrayar su identidad para ser latinoamericano; un arte que habita entre los cruces, las mezclas, los bordes.

Obra de Alejandro Ospina en la exposición "The Kingdom in the Middle", donde se fusionan arte digital, pintura y elementos infantiles.


La Cometa como laboratorio


En esta exposición, la Galería La Cometa reafirma su papel como plataforma clave para la circulación del arte colombiano en contextos internacionales. La curaduría de The Kingdom in the Middle potencia la propuesta del artista, ofreciendo un montaje que permite alas obras respirar, y, al mismo tiempo, sumergirse en su densidad.


La disposición de las piezas evita la linealidad: el recorrido es fragmentado, abierto, y eso es coherente con la lógica compositiva de Ospina. Cada sala funciona como un ecosistema visual autónomo, que conectado con los demás, permite que el espectador haga asociaciones libres y se deje llevar por la intuición.


En este contexto, La Cometa no es solo un espacio de exhibición, sino también un laboratorio de sentido. Un lugar donde el arte colombiano contemporáneo puede dialogar con públicos diversos y poner en juego sus tensiones y preguntas.

Obra de Alejandro Ospina en la exposición "The Kingdom in the Middle", donde se fusionan arte digital, pintura y elementos infantiles.


Una pintura para un mundo en red


Alejandro Ospina propone en The Kingdom in the Middle una visión del arte como campo de hibridación constante. Su obra abre preguntas incómodas sobre cómo percibimos, cómo recordamos y cómo nos conectamos en un mundo donde la imagen ha dejado de ser un reflejo para convertirse en una interfaz.

En ese mundo, la saturación digital es tan real como el trazo sobre el lienzo, y la imaginación infantil puede ser una forma de resistencia frente al cinismo contemporáneo.

Su apuesta por la pintura mixta, por el cruce entre lo tradicional y lo experimental, revela que aún es posible hacer imágenes donde se detenga la mirada; que incomoden y transformen.

The Kingdom in the Middle es una invitación a repensar el lugar del arte en la vida cotidiana. Una exploración del caos que habitamos. Una celebración de la creación en tiempos de ruido