Juan Jaramillo

Cielo y Tierra

Oleo sobre tela

100 x 90 cm

2009

Juan Jaramillo

Estrellas Mágicas No. 2

Oleo sobre lienzo

100 x 120 cm

2012

Juan Jaramillo

Meditacion

Madera

210 x 70 x 73

2008

Juan Jaramillo

Estrellas Mágicas No. 12

Oleo sobre lienzo

110 x 110 cm

2012

Juan Jaramillo

Cielo y Tierra

Acrílico sobre tela

100 x 110 cm

2006

Juan Jaramillo

El Hermafrodita Dormido

Oleo sobre Lienzo

225 x 183 cm

Cielo y Tierra
Estrellas Mágicas No. 2
Meditacion
Estrellas Mágicas No. 12
Cielo y Tierra
El Hermafrodita Dormido

Artista

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Juan Jaramillo

Juan Jaramillo fue un artista sui géneris en actitud, argumentos y propósitos. Su pintura, no obstante, expone su adhesión a los principios del arte moderno en cuanto rompe con los convencionalismos estéticos del academicismo y desarrolla nuevas posibilidades expresivas. La pintura no constituye el fin último de su producción: superada su apreciación física, Jaramillo nos conduce a vislumbrar una intención no solo lírica, sino espiritual: la consideración de la pintura como una práctica del espíritu y como un hecho trascendente.

Es por esto que no resulta fácil ubicar su obra dentro del amplio espectro de tendencias y movimientos que cobija este calificativo. Como afirma el crítico y curador de arte Eduardo Serrano, su obra es decididamente abstracta y, como tal, reminiscente de numerosas obras y tendencias, pero no de manera muy ortodoxa o inminente. Como expresionista, tampoco sigue muy de cerca ninguna de las versiones de esta tendencia. Así, la definición más afín a su trabajo es, sin duda, la de Expresionismo Abstracto y dentro de ese amplísimo movimiento, la del Abstraccionismo Lírico. Su obra se ajusta a la idea planteada desde la Antigua Grecia de que “la pintura es la poesía muda” y de que entre la pintura y la poesía existe una homología que redunda en una relación eminentemente creativa.

Su propuesta pictórica se halla centrada en la abstracción gestual espontánea, realizada sin bocetos previos y basada en la intuición. La mayoría de su trabajo hace parte de un gran experimento en el cual la mancha y el gesto son fundamentales como elementos expresivos, en tanto que el color es más sensitivo que mimético: las marcas, huellas, texturas y transparencias le otorgan un manifiesto atractivo visual y despiertan un vehemente deseo de seguir los movimientos del pintor y asignarle interpretaciones que en cada persona suelen ser diferentes.

“Me siento muy feliz, pues mi trabajo se ha convertido ahora en un instrumento de Dios. Por medio de los cuadros transmito mensajes que sé que no vienen directamente de mí. Me siento feliz, pues en medio de todas las cosas diarias, siempre Dios se manifiesta; en lo que hago, en lo que siento, en lo que leo.”