La herida en el papel

Camilo Restrepo y el arte como huella

10 de junio 2025

La herida en el papel

El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid incorpora a su colección la obra “Bowling for Medellín 4”, una pieza clave en la trayectoria del artista colombiano Camilo Restrepo, reconocido por su crítica política. Fue adquirida oficialmente este junio de 2025 por su relevancia histórica, estética y política dentro del arte contemporáneo colombiano y latinoamericano.


Las obras de Camilo Restrepo, que parecen heridas abiertas sobre papel, son el resultado de un proceso que mezcla la investigación histórica, el testimonio autobiográfico y una técnica obsesivamente manual. En el contexto del arte contemporáneo colombiano, pocos artistas han logrado traducir de forma tan física y emocional las marcas de la violencia como él.

Con la adquisición de Bowling for Medellín 4 por parte del Museo Reina Sofía, el arte de Restrepo cruza una frontera institucional decisiva: de la crónica local a la memoria universal. No es solo el reconocimiento de una obra de impacto político y estético, sino la validación de un lenguaje visual que ha sabido traducir las tensiones de una sociedad atravesada por el narcotráfico, la corrupción y la impunidad.


Bowling for Medellín: una serie contra el olvido


Realizada entre 2014 y 2019, la serie Bowling for Medellín se compone de dibujos realizados sobre múltiples hojas de papel adheridas entre sí con cinta adhesiva. Estas piezas son vulnerables y  frágiles. Pero también están marcadas —literalmente— por la historia: cada una ha sido frotada contra el pavimento de la calle frente a la casa donde el artista creció en Medellín, una casa cuyas ventanas estallaron tres veces por bombas puestas contra Pablo Escobar.

Bowling for Medellín 4 muestra a un hombre detrás de un escritorio: un “capo”, un operador del crimen organizado que se infiltró en todos los rincones del poder durante los años 80 y 90. No hay nombre propio, pero la referencia a Pablo Escobar y al ecosistema que creó —y que sigue reverberando— es evidente: la forma de dominación simbólica, política y mediática que ha definido a Colombia durante décadas.



Técnicas de la herida


La técnica que utiliza Restrepo para sus obras no es convencional. En lugar de buscar la pulcritud del trazo, apuesta por el desgaste. Utiliza tinta permanente, crayolas solubles, recortes de prensa, pegatinas, cinta adhesiva, saliva y otras sustancias que hacen que el dibujo funcione como una superficie viva. Cuando necesita corregir, no borra: rasga con un bisturí. Cada corrección deja cicatrices.

Después de aplicar la tinta, cada obra es sometida a un proceso de frottage: se empapa el papel y se frota contra la calle. Las irregularidades del asfalto marcan la obra. Como en un ritual de inscripción urbana, el dibujo recibe las huellas del mundo real antes de ser coloreado. Finalmente, la pieza es reparada con cientos de metros de cinta adhesiva, como si se tratara de una operación quirúrgica. Solo entonces, se aplica el color. 



Memoria y trauma en formato portátil


Una de las decisiones más potentes de Restrepo es hacer sus obras plegables. No están montadas sobre bastidores ni encerradas en marcos: están hechas para doblarse, transportarse, casi como si fueran mercancía ilegal. En esa decisión formal hay una crítica implícita a la circulación del arte, pero también una evocación del tráfico de imágenes, símbolos y relatos que atraviesa su país natal.

El contenido visual está compuesto por decenas de micro imágenes —cadáveres, armas, escenas del crimen— recopiladas a través de Google y redes sociales. Sí hay un deseo de documentar. Los dibujos sobre la guerra fallida contra las drogas están basados en una metodología de investigación y documentación de periódicos como El Tiempo. No se trata de representar la violencia, pero sí de pensar las imágenes de la violencia y su conexión con los referentes populares.


De Medellín al Reina Sofía: un salto simbólico


La adquisición de Bowling for Medellín 4 por el Museo Reina Sofía representa un gesto político y curatorial. El museo español, que ya ha venido ampliando su mirada hacia América Latina, incorpora una obra que no sólo es relevante por su calidad técnica o conceptual, sino por su capacidad para problematizar los discursos oficiales sobre la historia reciente.

Al incluir esta pieza en su colección, el Reina Sofía reconoce que la violencia del narcotráfico es un fenómeno transnacional, con implicaciones globales. La obra funciona así como un archivo visual del fracaso de la guerra contra las drogas, pero también como una denuncia personal de sus consecuencias.


Un artista entre la crudeza y la ironía


Camilo Restrepo ha expuesto en ciudades como Los Ángeles, Nueva York, París, Bogotá y Ciudad de México. Pero su lenguaje no ha cedido a la estética de lo espectacular. Por el contrario, su obra se mantiene deliberadamente manual, casi precaria. En un arte contemporáneo saturado de producción digital e instalaciones monumentales, Restrepo opta por el papel, la tinta y el pastel de cera, por lo cotidiano y lo táctil.

Esta elección no es casual. En sus dibujos hay una ironía ácida, una distancia que permite mirar lo terrible sin caer en la literalidad ni en la estetización vacía. Su trazo recuerda al de un niño, pero las imágenes son pesadillas. El humor —si lo hay— es negro, ambiguo, hiriente. No ofrece redención, sino preguntas.


Crítica política visual desde las entrañas


Bowling for Medellín 4 es una obra política, pero no en el sentido panfletario del término. No representa una ideología, sino una vivencia. Es crítica porque enuncia lo que muchos prefieren silenciar. Es arte porque transforma esa denuncia en lenguaje visual, en objeto simbólico, en experiencia estética.

La adquisición de esta obra por parte del Reina Sofía valida el trabajo de Camilo Restrepo en términos institucionales y refuerza la presencia del arte colombiano contemporáneo dentro de los grandes relatos museales. Y lo hace desde la herida, desde el trauma.

 

Dibujar la guerra para sobrevivirla


Para Camilo Restrepo, dibujar es una forma de exorcismo. Sus obras ofrecen catarsis. No buscan explicar, sino mostrar. En Bowling for Medellín 4, cada línea es una grieta; cada mancha, una pérdida; cada capa de color, una tentativa de reparación. La obra no cierra la herida, pero la hace visible. Y al hacerlo, nos obliga a mirar.

En un tiempo donde la violencia se banaliza en titulares y algoritmos, el arte de Restrepo recuerda que cada imagen tiene un peso, una historia, un cuerpo. Y que, a veces, lo más subversivo es simplemente sentarse, tomar papel, y volver a dibujar la memoria.