Juan Baraja

ST 14 Perfil Escalera

Impresión de pigmentos minerales sobre papel fotográfico 100 algodón. Fotografía montada sobre dibond de 3 mm_Enmarcada en vitrina con moldura de arquitecto y cristal museo.

110 x 90 cm Edición 3+1 P.A

Juan Baraja

ST 09 Perfil Escalera

Impresión de pigmentos minerales sobre papel fotográfico 100 algodón

40 x 50 cm

Juan Baraja

ST 27 Perfil de Escalera

Impresión de pigmentos minerales sobre papel fotográfico 100% algodón

30 x 40 cm

Juan Baraja

ST 28 Perfil de Escalera

Impresión de pigmentos minerales sobre papel fotográfico 100 algodón

72 x 90 cm

Juan Baraja

ST 10 Perfil de Escalera

Impresión de pigmentos minerales sobre papel fotográfico 100% algodón

110 x 90 cm

Juan Baraja

ST_08 Perfil de Escalera

Impresión de pigmentos minerales sobre papel fotográfico 100 algodón

155 x 189 cm

ST 14 Perfil Escalera
ST 09 Perfil Escalera
ST 27 Perfil de Escalera
ST 28 Perfil de Escalera
ST 10 Perfil de Escalera
ST_08 Perfil de Escalera

Artista

Juan-Baraja_Retrato.jpg

Juan Baraja

La fotografía de Juan Baraja es, en esencia, un documento subjetivo e intimista que registra estados anímicos y que se interesa en la luz como problema estético al atestiguar sus ligeras modificaciones y transformaciones cotidianas que vinculan mediante la claridad y la calma. Su trabajo se fundamenta en el deseo de comprender, que es inherente al hecho de ver, y en la construcción de una experiencia meditativa, producto de la sublimación de lo cotidiano. No le interesa lo bello entendido como lo inmediatamente gratificante, asociado a lo espectacular y a lo convencional. Su fotografía encuentra lo bello en la variedad, la pequeñez, la variación gradual de la luz, la delicadeza y la claridad del color.

La modernidad y la arquitectura son sus referentes históricos y metodológicos. Por un lado, sus retratos están realizados por con una carga emocional definida y lírica. Son respetuosos estudios del carácter de personajes a los que llega por una preparación de la toma lograda por el método de trabajo con la cámara de placa. Por otro lado, en sus fotografías arquitectónicas escoge los edificios que de alguna manera representan la utopía moderna arquitectónica, en la que predominan el diseño racional y el orden. En este sentido, tanto en sus retratos como en sus paisajes y fotografía arquitectónica, Juan Baraja cumple con el propósito de iluminar, de dar algo de verdad y conocimiento por medio de la imagen, de compartir algo “sincero, desnudo y rotundo”, como él mismo afirma. Sus composiciones se convierten en espacios metafísicos y expectantes, calmos y misteriosos, fotografías en las que la nostalgia reemplaza la historia, tal como afirma el curador Santiago Rueda.

Baraja se presenta como un artesano de la fotografía que regresa a las cámaras analógicas, con todos sus beneficios y complicaciones. Su mirada paciente y la prolongación del tiempo dedicado a cada toma van en contravía del ritmo acelerado de la imagen en la contemporaneidad, lo que evidencia un detenimiento consciente sobre las particularidades de la arquitectura y de la existencia humana que no son evidentes a cualquier ojo, pero que se presentan con una riqueza ilimitada a la espera de ser encontradas por la mirada cuidadosa de Juan Baraja.

“Había encontrado el formato perfecto, ni demasiado largo ni demasiado estático, y una herramienta que imponía un ritmo lento y preciso en la metodología de trabajo. El necesario para dedicarle a cada toma el tiempo suficiente, para ordenar y fijar el pensamiento dentro del cuadro sin reparar aun en la imagen, lo que me permite contemplar la escena con detenimiento (...) El paso a la cámara de placas, liberada de cualquier reflejo, me llevó hacia una oscuridad misteriosa, necesaria para contemplar la proyección directa de la escena sobre el cristal esmerilado, esta vez invertida lateralmente y de arriba abajo, lo que hacía más complicada la comprensión de la imagen. Esa oscuridad me aisló de cualquier estímulo a mi alrededor que no fuera la propia escena, e hizo que todos los sentidos se concentrarán en uno solo. Me convertí, de pronto, en un fotógrafo inmóvil, poco azaroso (nunca lo fui).”